El gorrión y el agente
Vasco de Lisboa
- Burgos, marzo 2004
Nos ha contado un pajarito que años
atrás, mucho antes de que hubiesen nacido bastantes de los
que aparecen en la sección ‘Galería de Fotos’,
algunos mozos de nuestra tierra tenían la afición
de comer alegres y cantarines pajarillos como merienda, con predilección
especial por inocentes gorriones.
Tras arduas pesquisas, el incansable trabajo de las fuerzas del
orden consiguió desmantelar esta implacable red de depredadores,
atrapada en una de sus cacerías. La emboscada, que fue coordinada
desde Madrid por la Audiencia Nacional y que estableció su
puesto de mando en Mahamud, es aún recordada por los más
viejos del lugar: “vimos hasta helicópteros”,
recuerda Mariano con temblor en la voz. Con sus presas como cuerpo
del delito, los malhechores fueron trasladados con la máxima
urgencia y bajo estrictas medidas de seguridad a la Casa Cuartel
más cercana para abrir las diligencias oportunas.
Ya bajo custodia, y mientras eran tomadas las declaraciones a la
banda de criminales, un ligero piar llamó la atención
de la concurrencia. Uno de los agentes que valientemente había
participado en la operación policial vio que un pequeño
pajarito se debatía entre la vida y la muerte. Con lágrimas
en los ojos tras ver que nada se podía hacer por el malherido
gorrión, pidió que se le eliminase tal sufrimiento
lo antes posible. Uno de los bandidos, el más despiadado
de todos, se acercó al desvalido animal y lo agarró
entre sus curtidas manos; en un rápido gesto lo introdujo
en su boca y le cortó la cabeza.
Gravemente conmocionado ante un gesto de tamaña crueldad, el agente
fue evacuado en UVI aérea al Hospital Militar Gómez Ulloa de Madrid,
donde permaneció durante varios años en observación psiquiátrica.
Algunos dicen que lo han visto últimamente en el Retiro dando migas
de pan a los pajarillos.
Aunque parezca un tanto exagerada, esta
historia está basada en hechos reales.
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Los tractores pierden aceite
Sandalio
- Burgos, marzo 2004
Promete ser la última sensación
entre los habitantes de la comarca. Nadie da crédito a los
comentarios y cotilleos que desde hace semanas circulan de pueblo
en pueblo, entre Santa María y Villahoz, Mahamud, Ciadoncha...
¡¡¡Los tractores pierden aceite!!!
No se trata de una avería generalizada en estos vehículos
para el trabajo del campo. Los Tractores pierden aceite es el nombre
con el que se anuncia un nuevo pub en Santa María del Campo,
convertida desde hace tiempo en centro neurálgico de las noches
de ocio de la zona.
Otro garito más para las noches de fiesta, pero éste
con una particularidad especial. Es un local de ambiente. “¿Qué
ambiente?”, preguntaba la señora Antonia a la vuelta
de comprar el pan. “¡Cómo que los tractores pierden
aceite!, exclamaba otro vecino al descubrir el nombre del local en
un luminoso rótulo. “¿Esto no va a ser un taller,
verdad? No lo parece”.
A pesar de la incertidumbre inicial de la pareja de propietarios de
Los tractores pierden aceite, el local ha recibido ya buena acogida
entre los habituales de la noche de Santa María del Campo.
“¿Quién sabe?”, afirma entre carcajadas
un futuro cliente del taller, “quizá esto de apretar
tuercas puede gustarme". |