El deporte de alta competición ha
llegado hasta las tierras del bajo Arlanza. La selección
olímpica china de ping pong ha elegido Santa María
del Campo para realizar su concentración con vistas a las
próximas olimpiadas de Atenas 2004.
Deporte nacional por excelencia, las grandes expectativas que despierta
el equipo chino de ping pong en su país ha hecho que sus
responsables decidieran alejar de toda presión a sus jugadores.
Para ello, no encontraron un enclave mejor y más acogedor
que el de este pueblo burgalés.
Como no es de extrañar, la presencia
del combinado asiático no ha pasado desapercibida entre los
vecinos de Santa María. Aunque no para todos. La elección
de la federación china de ping pong no fue casual. Buena
parte de la culpa la tiene Linchú, sobrenombre con el que
se conoce a un popular joven del pueblo.
El buen hacer de Linchú desde niño con la paleta de
tenis de mesa le ha permitido viajar durante los últimos
años por medio mundo, de campeonato en campeonato. Motivo
que explica su apelativo y también el origen de su relación
con el equipo chino, al que ofreció la villa como lugar de
retiro y para los que hace ahora de anfitrión.
La adaptación de los olímpicos
chinos no parece haber encontrado obstáculos. Es fácil
verles frecuentar algún mediodía disfrutando de los
vinos de la zona por los bares del pueblo. “Me gustan las
blavas del bal de Jose... y pol solo un eulo”,
explica con gestos y una gran sonrisa uno de los integrantes de
la expedición.
A falta de que refrenden su estancia en
Santa María con medallas en Atenas, la estancia de los chinos
puede calificarse como satisfactoria. Los hechos lo demuestran.
“Otla de blavas polfavol”.
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